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martes, 15 de julio de 2014

Recuperación de los barcos

En 1978 se reunió una comisión para planificar el rescate de los barcos y calderas sumergidos en el Yhaguy. Previa verificación in situ, se planificó la “Operación Vapor cué”, la que preveía la construcción de un camino elevado sobre el estero, transitable en todo tiempo; la instalación de un campamento; la provisión de elementos de trabajo y maquinarias destinadas a la remoción de grandes cantidades de tierra; el drenaje del río; y, otros trabajos complementarios. En el informe que le sirvió de antecedente, se señalaba:
Se llegó a Caraguatay a las 06:00 hs., tratándose en principio de ubicar al Presidente de la Seccional, Profesor Ríos, ubicado éste, se buscó a un conciudadano que tenía un buen conocimiento del lugar y a continuación nos dirigimos al lugar “Vapor Cué”. Afortunadamente el Yhaguy estaba bajo así que la camioneta pudo transitar sin mayores problemas por el estero que separa Caraguatay del lugar “Vapor Cué”.
Por el camino, el acompañante relató que los restos fueron depredados por un alemán de nombre Matías Ges, que cortaba la chapa y estructuraba cascos con autógena y se los llevaba hasta que un día el intendente lo hizo detener por la policía, le hizo descargar el camión y lo tuvo tres días en la comisaría.
Parte de lo que se recuperó, unos ejes cigüeñales el intendente los puso en exposición permanente en una plaza del pueblo. La camioneta no pudo llegar hasta los barcos debido a un arroyito que cruzaba el camino.
Prácticamente no había camino transitable regularmente para llegar a Vapor Cué desde el pueblo. Llegados al lugar se empezó el recorrido por el barranco encontrando los restos destrozados de 6 unidades fondeadas de mayor a menor aguas arriba o sea orientando la formación de oeste a este.
El acompañante dijo que le parecía que el primer buque era el Rio Apa, que después estaba el Pirabebé y los demás ya no los conocía.
…Ante la situación, se concibió hacer mención de los buques mediante una numeración empezando por el último, al que se denominó Nº 1. Se trataba de un buque de unos 40 mts. de eslora y unos 6 mts de manga completamente destartalado y carneado con una caldera rectangular. Afloran las puntas de las cuadernas cortadas de la banda de babor y la banda de estribor, está totalmente cubierta de arena.
El buque siguiente, supuesto Pirabebé, está con la proa cortada y carneada parte de las chapas del forro. Se encuentra prácticamente en el centro del canal algo escorado, tiene una caldera rectangular de llama retorno y en general hundida en una montaña de arena, se convino en mencionarlo con el Nº 2.
Continuando el recorrido por la costa se llegó  lo que fue el buque Nº 3, solo existió la caldera desmantelada en medio de la correntada. Se trata de una caldera rectangular de tubos de agua semihundida en la arena.
Siguiendo la barranca llegamos donde se fondeó el buque Nº 4 y se trata de una caldera igual a la del barco Nº 3, aún más deteriorada y también hundida en la arena.
Se llega al supuesto resto del buque Nº 5 y sólo se encontró una caldera cilíndrica de llamas de retorno adherida a la barranca derecha e inclinada, mitad enterrada y mitad en el agua.
Termina el recorrido en el lugar del buque Nº 6 solo aflora parte de una caldera rectangular de menor tamaño de las primeras y semi hundida en el agua.
El informe del Ing. Juan Miró, motivó la creación de una comisión nacional y la propuesta de las siguientes medidas:
Asfaltar la ruta hasta Vapor Cué (total 27 kms) y construir una ruta de acceso y de salida dentro del parque; construir una plataforma de 100 mts. de diámetro con una altura de 1,70 sobre el máximo nivel de las aguas; construir bases de material de 1 mt. de altura para los barcos y calderas, un palco cubierto, plaquetero, monumento de homenaje a los marinos, arborización del predio, plantaciones de pasto, alimentación eléctrica, delimitación del terreno, una pista de aviación, y un local para museo.
En Agosto de 1981 llegó un destacamento naval, luego uno del Comando de Ingeniería, de la Delegación del Departamento de Cordillera y numerosos civiles de la zona, que colaboraron en los trabajos.
24 de Agosto de 1981 – Ataguía Nº 1
Se comenzó por la construcción de diques por medio de ataguías, que buscaban dejar libres los cascos y calderas del curso principal del río, cosa que se probó imposible debido a las frecuentes y torrenciales lluvias, que arrastraban las ataguías haciendo desaparecer los diques de contención.
Se decidió entonces desviar el curso principal del río a través de un canal auxiliar, construido por medio de palas mecánicas y topadoras, de aproximadamente 1 Km de largo que desembocaba finalmente en el curso normal del río y dejando seca la zona de trabajos.
Se procedió luego a hacer cortes en los cascos para sacarlos por partes, los que fueron depositados sobre anguilas y por medio de varales falsos y tracores, fueron remolcados fuera del lecho el río. Una vez fuera fueron depositados por medio de grúas sobre pedestales de cerámica  previamente construidos y allí fueron vueltos a ensamblar para ser posteriormente soldados y completadas las partes faltantes o en mal estado, que en realidad eran muchas por la acción destructora del tiempo y del agua.
La recuperación de estas reliquias duró cinco años, y se demostró el espíritu de la gente y su voluntad, venciendo todas las dificultades.
El Pirabebé
Fue construido en el astillero de T.W. Seath, en Rutherglen (Escocia), como un Yatch con el nombre de Ranger. Era un “vapor de recreo, lujoso, que lo trajo un viajero a Montevideo. Era de Mattí y lo compró López” (Pedro V. Gill) Fue adquirido en Asunción el 12 de abril de 1865, y se convirtió en uno de los barcos más veloces de la flota paraguaya; su nombre hace referencia a esta característica: pirá/pez – bebé/volar, pez volador. Tuvo destacada actuación en la batalla del Riachuelo. Componía la escuadra que huyendo de la flota brasileña se interno en el río Manduvirá y luego quedo encerrada en el Yhaguy, donde fue hundido para que no cayera en poder de los brasileños. Fue recuperado y colocado en Vapor Cué.





























Fotos: González Ladislao
(datos y fotografías extraídos de la página web:http://www.histarmar.com.ar/ArmadasExtranjeras/Paraguay/VaporCue-1.htm)

Un poco de historia sobre Vapor Cué.

Sabiendo Caxias que seis vapores paraguayos estaban refugiados en l río Yhaguy, ordenó al Barón del Pasaje que fuese a apoderarse de ellos, partiendo de Asunción el 5 de enero con el acorazadoBahía, los monitores Pará, Alagoas, Piauhy, Ceará y Santa Catharina, y las cañoneras Yvahy y Mearim. Esta expedición remontó el río Manduvirá, pero no pudo dar caza a nuestra escuadra, porque encontró un serio obstáculo en la boca del Yhaguy: los paraguayos habían hundido allí a uno de sus vapores, elParaguarí, interceptando el canal.
El 9 estaba de vuelta en nuestro puerto el Barón del Pasaje.
[…] Así las cosas, volvió a pensarse en tomar la escuadrilla paraguaya refugiada en el arroyo Yhaguy organizándose, a mediados de abril, una nueva expedición, compuesta de los monitores Piahuy, Ceará, Santa Catharina y dos lanchas a vapor, a las órdenes del capitán de fragata Gerónimo Francisco González. Esta expedición, como la anterior, remontó el Manduvirá, pero no pudo llegar hasta nuestros vapores, por falta de agua. El mariscal López, al saber que los monitores enemigos estaban frente aCaraguatay, ordenó al capitán Romualdo Núñez que, con su batallón de marinos, marchase inmediatamente, a incorporarse al regimiento del mayor Montiel, que recorría la costa del Manduvirá, para tratar de cortar la retirada a los brasileños, interceptando la corriente con grandes obstáculos acumulados frente al Paso Garayo. Tanto Montiel como Núñez hicieron los mayores esfuerzos, arrojando al canal grandes trozos de madera y carretas cargadas de piedra; pero todo fue inútil porque una lluvia prolongada, que cayó en esos días, se encargó de levantar el nivel del río, dando paso al enemigo. Cuando los paraguayos vieron frustrados sus sacrificios, intentaron un loco abordaje, lanzándose a nado sobre los buques imperiales, pereciendo casi todos, fulminados por la metralla, antes de llegar hasta ellos.
Las naves brasileñas bajaron ilesas a Asunción, y allá quedaron definitivamente aquellos últimos restos de nuestra gloriosa escuadrilla. [O’Leary, op. cit.]
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En abril, tuvo conocimiento [el Mariscal] que tres monitores brasileños arribaron el Yhaguy, hasta frente a Caraguatay, y me despachó con mi batallón para interceptarles el paso en su descenso.
Marchamos hasta aquél punto, preguntando a los vecinos el pareje más accesible de dicho río, y todos nos desengañaban al decirnos que no conocían, por la circunstancia de que el río, estaba muy crecido y había salido de su cauce normal, más de una legua.
Fui a la compañía Alfonso, acampando allí mi gente y envié al alférez Pablo Pino, con diez de tropa, muy buenos nadadores y de entera confianza, a explorar el canal del río, portando hachas y maromas.
Luego de esta descubierta, retornaron dándome parte de las condiciones en que se encontraba el canal, en todo su curso, confirmando las penosas noticias anteriores.
Mientras cavildaba en lo de hacer, recibí orden del Mariscal de que transpusiese el río en un punto llamado Garayo, donde se hallaba el mayor Montiel, de caballería, con idénticas instrucciones a las mías.
Exploré el lugar, hallando en la orilla del río un correzuelo con piedras movedizas, que con facilidad, podrían ser echadas para interceptar el paso de los monitores.
Mas Montiel, en vez de acudir a este procedimiento fácil, recurre a las carretas de los vecinos y las hecha en el canal, que era angosto, creyendo conjurar así, el paso de las naves enemigas, dando cuenta al Mariscal de que yo nada hacía y que los encorazados “estaban ya encerrados”.
En esas arribó una lanchita a vapor hasta los monitores, a la que intentaron capturarla con canoas. El tiro resultó al revés. El enemigo copó al alférez Victoriano Escato, al teniente Ángel Fernández y al sargento Martínez, dando aviso a los monitores, los que bajaron inmediatamente, fondeando frente a Garayo, lanzando bombas y metrallas sobre nuestras fuerzas, consiguiendo herir y matar a varios, y, levantaron con aparejo algunas carretas de las sumergidas en el canal, y lo dejaron expedito.
Cuando iniciaron el cañoneo, yo y mi segundo, el teniente González, estábamos marchando como a media legua del lugar, rumbo a Azcurra, acompañados de un edecán del Mariscal.
Una vez en ésta, nos pusieron incomunicados [Capitán de fragata Romualdo Núñez, Memorias Militares]
Buque hundido en el río Yhaguy, fotografía del acervo de la Biblioteca Nacional de Montevideo, de autor anónimo y de fecha posterior a la guerra (entre 1908-1911), sirvió para ilustrar la obra de Juan E. O’Leary “La Guerra de la Triple Alianza” (Álbum Gráfico de la República del Paraguay, publicado bajo la dirección de Arsenio López Decoud, Buenos Aires, Talleres Gráficos de la Compañía de Fósforos, 1911).