Puede decirse que la agricultura y la
ganadería, aunque en distintas proporciones tuvieron simultáneo origen, en la
metrópoli colonial. Pero mientras la primera se formó a base de los productos
indígenas, que constituye todavía en gran parte el sólido alimento del pueblo
paraguayo, la existencia ganadera se debió a los ejemplares provenientes de
Europa, y su aparición en la Provincia data de la primera fundación de Buenos
Aires.
El primer ganado existente en el Río de la
Plata fue el caballar, que como es sabido vino con la expedición de Don Pedro
de Mendoza. A pesar de las hondas investigaciones hechas acerca de ésta época,
no se ha podido establecer, en forma definitiva el número de animales que arribaron
entonces a las playas rioplatenses. SCHMIDELI dice que en esta expedición
vinieron "72 caballos y yeguas", cifra cuya exactitud no ha sido
comprobada y en la que parece no incluye
los caballos de guerra, pertenecientes a varios hidalgos y capitanes. Pero de
cualquier modo, el ganado que trajo el Adelantado, lejos de prosperar,
disminuyó bastante en medio de las calamidades que azotaban a los
conquistadores. Y cuando se efectuó la despoblación de Buenos Aires, en 1541,
los caballos y yeguas existentes en número de 44, según el cálculo más
probable, fueron abandonados por sus dueños en los campos circunvecinos. Dicho
ganado pertenecía, según un testigo que pudo apreciar, medio siglo después, su
extraordinaria multiplicación " a la casta de Córdoba y Xerés de la
Frontera".
Aunque
no falta historiador que atribuye a esa misma época la introducción de las
primeras vacas al Río de la Plata, parece hoy fuera de duda la ausencia
absoluta del ganado vacuno durante la primera ocupación de Buenos Aires. Las
eruditas investigaciones que han comprobado este hecho, agregan que en la
expedición de Mendoza tampoco vino ningún ganado menor; y en ese caso, la
aparición del porcino antes del abandono de la ciudad, debió tener otra
procedencia. La existencia de este ganado en el Río de la Plata está comprobada
por la carta de Irala de 1541. Y de allí, sin duda, procedió el primer plantel
de dichos animales en la ciudad de Asunción.
El primer ganado que hubo en el Paraguay fue
así el porcino, pues los caballos y yeguas que vinieron en la expedición de
Mendoza fueron, como ya dijimos, abandonados por los conquistadores en las
pampas de Buenos Aires.
El cerdo representó como alimento un papel
importante en las exploraciones, siendo su propagación fomentada por las
autoridades no sólo en los pueblos sino en los lugares de posible tránsito. Cuando se desplobó
Buenos Aires, Irala dejó un casal de puercos en la Isla San Gabriel, con la
recomendación escrita a los que llegasen "que no lo maten, y si hubieren
muchos tomen lo que ha de menester y dejen muchos para casta".
El pequeño ganado fue abundante en Asunción,
donde el conquistador lo tenía a mano dentro del corral de su casa, con
sobrados recursos para su amntenimiento y procreación.
Pero no es cierto, como algunos creen, que ningún
otro ganado existiera en Asunción hasta la introducción del vacuno, en 1542 a
la capital paraguaya con la expedición de Alvar Núñes Cabeza de Vaca, una
pequeña partida de potrillos y yeguas, que fue el origen de la riqueza caballar
de esta parte de la provincia.
Las auridades intervinieron desde el
principio, en la procreación del ganado señalando los animales que debían
servir de padres, cuyos dueños cobraban por cada potrillo o potranca que hacía
de la yegua la cuarta parte de su precio. Los mejores potrillos y yeguas
pertenecían al Adelantado.
No hay noticia de que entoncces hubieran asnos
en al país. En 1552 existía en Asunción una mula procedente del Perú, que
pertenecía al Gobernador Irala, y adquirió después cierta notoriedad, como
ejemplar único y cada cabalgadura predilecta del impetuoso obispo Latorre. En
esta época hicieron su aparición las primeras ovejas y cabras, conducidas desde
Charcas por el Capitán Nuflo de Chávez.
El ganado que más tardíamente se introdujo a
Asunción fue el vacuno. Ateniendose a la ralción de Ruy Díaz de Guzmán, la
primera partida - 7 vacas y 1 toro- fue traída del Brasil por dos hidalgos
portugueses Scipión y Vicente Goes, que por ese tiempo se trasladaron al
Paraguay en compañía de Juan de Salazar y Ruy, Díaz de Melgarejo. No sabemos
sei ese fue el único ganado importado entonces al país; sólo se tiene
constancia de que en el decenio siguiente las vacas no eran muy escasas entre
los vecinos de la ciudad.
Pero la abundancia relativa del ganado
pecuario correspondió a los años posteriores y fue debido a la introducción del
que poseía Juan Ortíz de Zárate en el Alto Perú. Es sabido que una de las
condiciones que dicho obtuvo del gobierno del Paraguay, fue la de meter en
dicha Gobernación por la Provincia de las Charcas, donde tiene su casa y
vecindad cuatro mil cabezas de vacas ,cuatro mil ovejas, caballos, yeguas y
cabras. El nuevo Gobernador, que se dirigió a España con el fin de confirmar su
nombramiento, encargó a su teniente, Felipe de Cáceres, la traslación del ganadoque
se efectuó en 1568 por la vía da Santa Cruz de la Sierra y el Alto Paraguay.
Junto con el ganado de Ortíz de Zárate venían también los de algunos
conquistadores que regresaban a sus hogares, pero no se conoce el número total
de animales que alcanzó a llegar a Asunción.
En el viaje lleno de incidentes que culminaron
en la matanza de Itatin, con la muerte del infatigable Cháves, se perdió gran
cantidad de vacas. Antes de llegar a Santa Cruz ya habían desaparecido 600;
muchas otras se perdieron en el pasaje del río Paraguay; y los expedicionarios
mismos corrieron grandes peligros, en que descollaron valor y la destreza del
mestizo asunceno Juan de Salazar, hijo del fundador de la capital paraguaya.
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