Muchos pueblos de la antiguedad adoraban a los animales; los consagraban
como dioses; simbolizaban con ellos hechos o fenómenos de la naturaleza y les
atribuían poderes capaces de influir en la suerte del hombre.
Egipto, Roma y Grecia se destacaron por sus mitos zoólogicos. Los
egipcios adoraban a un buey. Los romanos a la cabra de Amaltes, que amamantó a
Júpiter, el padre de los dioses, y se había convertido en una estrella. Los
griegos representaban las olas por medio de impetuosos caballos de crines
flotantes.
Los guaraníes concibieron también animales fabulosos, que de uno u otro
modo asomaban a la vida del hombre, sin que éste jamás los haya convertido en objetos
de culto.
Mbói Tü'i |
Teju Jagua |
Los principales animales de la mitología guaranítica son: el jaguarú, el
teju jagua,el apyitatá y el mbói tü'i.
El primero un morador de los lugares húmedos y oscuros, según la
etimología de su nombre, era una mezcla de felino y anfibio, con cabeza de
tapir. El último de su especie fue aniquilado en Yaguarón.
El teju jagua o Taragui, era un lagarto - tigre; igual que el escarabajo
egipcio, tenía la misión de custodiar los tesoros de la naturaleza. Apareció
sobre el margen del Paraná, levantando una piedra de cien codos de alto, el
Ytapúa que un día se sumergió con mucho ruido; sus vestigios, unas rompientes
de viva roca, conservan el nombre de teju kuaré. Se lo describía como un animal
de ojos centelleantes, revestido de escamas replandecientes, ásperas y
escabrosas. El hálito de su boca era mortal; su visión desconcertaba al hombre
y hacía naufragar las embarcaciones.
El apyi - tata o aguaí -pytä, o ápice de fuego era amorfo y oscuro, una
lumbre por cola u ojo y el don de revivir. El hombre que lo poseía podría
afrontar los mayores peligros sin temor a la muerte.
Mbói jagua era un sepertón de dos cabezas, una de anfibio y otra de
jaguar, devoraba al hombre.
Mbói tü'i: víbora con cabeza de cotorra parlera, revelaba los hechos
ocultos y hacía de oráculo.
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